El canibal necrófilo y asesino serial
Jeffrey dahmer creyó que podría crear una especie de "zombies" que,
teoricamente, obedecerían a Dahmer en todo y le proporcionarían lo que
el necesitase.
Dahmer testeó su extraña teoría
atrapando víctimas que, luego de amordazar y atar, trataba de
lobotomizar a través de la abertura de un agujero en la cabeza por donde
vertía ácido clorhídrico o, a veces, agua hirviendo. Obviamente, todas
sus víctimas fallecían a los pocos minutos, lo cual no le gustaba a
Dahmer.
Despúes de capturado, Dahmer
declaró que no quería que las víctimas muriesen porque odiaba la
soledad, y que cuando la gente moría, era como si lo estuviesen dejando.
Además, a Dahmer no le gustaba torturar a sus víctimas, ya que no
obtenía placer de ello. "la parte menos satisfactoria del proceso es
matar" declaró en su juicio.
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